sábado, 1 de diciembre de 2012

MOVADEF: RADICALISMO POLÍTICO Y RELACIONES INTERGENERACIONALES


Jefrey Gamarra
En estos días mucho se comenta en el Perú acerca del denominado Movadef (Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales) y de sus conexiones con un amplio grupo de organizaciones y movimientos sociales. Prácticamente cualquier evento con cierta dosis de violencia o estridencia es asociado con dicha agrupación política. A fuerza de enunciar la necesidad de poner fin al conflicto armado de los años ochenta en el Perú, denunciar la “injusta” prisión de su líder máximo, Abimael Guzmán, y sostener que la violencia desatada en el Perú de fines del siglo pasado era no solo necesaria sino justa, sus miembros se han ganado fama de radicales y violentistas.

En la opinión pública peruana existe desde luego preocupación en torno a su crecimiento como movimiento capaz de volver a desarrollar acciones violentistas y usar la democracia para “volver al pasado”. Dada la experiencia vivida respecto de un Sendero Luminoso que logró, durante los años ochenta, constituir una base social compuesta principalmente por jóvenes, diferentes sectores, desde la derecha tradicional hasta la izquierda más comprometida con el cambio, expresan su temor a que nuevamente los jóvenes sean captados por el Movadef o, lo que sería peor, se acerquen, identifiquen y terminen apoyando su radicalismo político.

Paralelamente a las advertencias que hacen los actores políticos, algunos especialistas en el tema se refieren al efecto catastrófico que tendría para la democracia peruana, todavía débil y poco institucionalizada, un Movadef infiltrado en diferentes espacios como los educativos. La línea de continuidad que estos establecen entre lo desencadenado por el senderismo y lo que eventualmente puede hacer el Movadef a partir de ganar “la batalla de los corazones y las mentes” es un asunto no solamente delicado, sino complejo si se toma en cuenta en los estudios sobre el Movadef las características, aspiraciones y demandas de una juventud potencialmente participante en el proyecto político de esta agrupación.

¿Cómo entender la participación o el desinterés de los jóvenes respecto al Movadef? ¿Cuán proclive a la violencia política es hoy la juventud peruana? Intentar una respuesta nos lleva necesariamente a rescatar el concepto de “generación” para analizar a este movimiento. Brevemente podemos referirnos a la generación como un grupo social con una mentalidad particular de duración temporal, y cuyos miembros viven en un mismo periodo de tiempo. Esta definición nos ayuda a establecer, por tanto, si entre quienes vivieron como jóvenes las décadas de los setenta y ochenta y los de hoy existe una relación de continuidad como generación. ¿Qué hay de común entre los jóvenes universitarios radicales de esos años y quienes apoyan hoy a los radicales seguidores del Movadef?

El modo de generación

Referirnos al modo  de generación implica tomar en cuenta la manera como se socializaron, escolarizaron y profesionalizaron los jóvenes durante los años setenta y ochenta en nuestro país y que se han producido cambios hoy en día.

En los años setenta y ochenta, la socialización era mucho más familiar y al mismo tiempo más comunitaria. Lo grupal era el modo común de aprendizaje de prácticas sociales y representaciones de la realidad circundante. Podemos decir que la socialización era directa y “presencial”. Las distintas manifestaciones de la actividad política, como huelgas, marchas, mítines o movilizaciones, eran parte de la vida cotidiana para muchos sectores urbanos y rurales del país. Los jóvenes de hoy acceden en su mayor parte a información indirecta vía la televisión y las redes sociales. Además, estas manifestaciones han ido disminuyendo cuando no transformando su contenido: nos basta comparar los movimientos contra la contaminación ambiental o aquella asonada delincuencial como la de La Parada en Lima. En ciudades como Ayacucho, estas manifestaciones son menos frecuentes de lo que parece, y casi siempre la población limita su participación por el temor a revivir los viejos tiempos de los paros armados y la represión.

Unido a esto observamos un creciente individualismo inclusive entre los sectores que, se supone, todavía idílicamente, son depositarios de la tradición colectivista: las comunidades campesinas. Los jóvenes de estas comunidades se alejan cada día más no solo físicamente de ellas, sino que abandonan rápidamente las prácticas colectivas en búsqueda de actividades concebidas como individuales en esencia. Una prédica colectivista difícilmente puede convencerlos actualmente o terminar siendo de acatamiento masivo como lo fue aquella empleada por Sendero Luminoso y, no lo olvidemos, por otros grupos políticos afines. La pregunta es obvia: ¿qué espacios de socialización colectiva permanecen y pueden ser utilizados por quienes no han abandonado la idea de la colectivización forzada o voluntaria?

Esto nos conduce a señalar un segundo aspecto del modo de generación: la escolarización de quienes se educaron en los sesenta y setenta y la actual. Aquí cabe hacer una precisión. La escolarización o el modo de educarse en el Perú está en relación directa con el espacio social: los jóvenes de los sectores más pudientes se forman en centros educativos particulares en condiciones distintas a aquellos que estudian en instituciones educativas públicas. En muchas de estas últimas, sobre todo aquellas espacialmente distantes de una presencia más intensa y sectorialmente más amplia del Estado central, el tipo de escolarización no ha cambiado mucho. Conocida es la posición de rechazo de los maestros al método constructivista porque rompe con el esquema memorístico, autoritario y dependiente que tantos éxitos dio en el pasado para difundir la prédica radical en la educación peruana. Podríamos afirmar que allí donde la educación mantiene estilos y métodos anteriores, el proceso de continuidad generacional puede mantenerse temporalmente. El profesor de aula “pensamiento guía y depositario de conocimiento” tiene que competir cada vez más con fuentes alternativas e inclusive interactivas de información, y son pocos son los lugares del interior del país que todavía no acceden a estas nuevas tecnologías.

Es probable, por otro lado, que no sean pocos aquellos que buscan ligarse a este movimiento como parte del aprendizaje para desempeñarse más adelante como operadores políticos antes que por convicciones ideológicas.
Pero la escolarización por si sola no determina elmodo de generación. Existe asimismo un tercer elemento que debe ser tomado en cuenta: la profesionalización y el acceso a un mercado laboral. Mencionemos en primer lugar la manera en que los jóvenes de hoy en día desarrollan sus preferencias por determinadas carreras profesionales, y que no corresponden a aquellas tan en boga hace más de cuarenta años. Tampoco la orientación de las universidades parece ser la misma de esos años. La formación universitaria basada en la transformación y compromiso social de otrora ha cedido el paso a la universidad como la institución que ayuda al acceso exitoso de sus estudiantes a un exigente mercado laboral. En una universidad como la San Cristóbal de Huamanga, la Escuela Profesional de Educación ha perdido tres cuartas partes del número de postulantes con respecto al año 1986, mientras que la Escuela de Administración de Empresas (con fuerte énfasis en postulados “neoliberales”) ha visto quintuplicada su demanda por acceder a una vacante en el mismo periodo de tiempo. Difícilmente una agrupación política como el Movadef, que mantiene en su ideario y práctica cotidiana la renuncia a cualquier interés personal en aras de la defensa del partido y su jefatura histórica, puede concitar el interés masivo de los jóvenes universitarios. Es probable, por otro lado, que no sean pocos aquellos que buscan ligarse a este movimiento como parte del aprendizaje para desempeñarse más adelante como operadores políticos antes que por convicciones ideológicas. Esto se observa en no pocos dirigentes estudiantiles que devienen en promotores o intermediarios en movimientos o agrupaciones políticas locales y regionales que muchas veces nada tienen que ver con posiciones radicales.

Igualmente, el acceso al mercado laboral se ha transformado aceleradamente en los últimos años, y las ocupaciones más demandadas y aquellas de las que se reclutan los funcionarios públicos tienen que ver más con profesiones liberales y técnicas. La proletarización ha disminuido, más bien han crecido los sectores de servicios y es evidente el desarrollo de los sectores medios o, para decirlo en términos de otra época, la pequeña burguesía. A esta tendencia se añade otra relacionada al estatus profesional. Este último hacía que alcanzarlo implicara adquirir derechos laborales permanentes. Frente a esto, la meritocracia, a través de la permanente capacitación para alcanzar nuevos grados académicos, se expande cada vez más entre la actividad privada y pública. Esto nos permite entender por qué el Movadef tiene presencia en gremios docentes como el Conare, donde la meritocracia es resistida con más fuerza. Resulta además comprensible la participación de los maestros en este gremio no necesariamente por identificación con los postulados del Movadef, sino por razones más prácticas: la dificultad de acceder, en lugares alejados como Ayacucho o Huancavelica, a estudios de posgrado, que demandan además gastos que no pueden ser cubiertos con sus magros ingresos.

A nivel de universidades, sobre todo públicas, el estatus de catedrático aún permanece y genera cada vez más tensiones con docentes jóvenes formados en posgrados. Podríamos decir que los profesores más proclives al radicalismo son quienes más se resisten a realizar estudios de posgrado en centros académicos de prestigio, lugares donde sus ideas difícilmente pueden concitar la atención que podían conseguir frente a sus alumnos en otros tiempos.

Hemos mostrado hasta aquí, aunque muy resumidamente, la manera como una generación social es sucedida por otra a partir de los cambios o transformaciones en el modo de generación. También existe otro factor a tomarse en cuenta para entender la génesis de las generaciones.

El efecto de generación

Si el proceso histórico se halla en la base del modo de generación, determinados eventos históricos afectan la génesis de una nueva generación. En el Perú, en los últimos treinta años, no hemos tenido un evento similar al del conflicto armado interno que haya impactado tanto en el imaginario y la memoria de los peruanos. En torno este acontecimiento se discute si es conocido o ignorado por los jóvenes que no vivieron la violencia de esos años. Para muchos de los que abordan el tema de la violencia, memoria y olvido constituirían los dos campos de una línea demarcatoria para distinguir a los jóvenes de los años ochenta de aquellos de estos primeros años del siglo XXI.

Sin embargo, planteamientos de este tipo no hacen sino simplificar un proceso más complejo de relaciones entre grupos distintos: los jóvenes de ayer y los de ahora. Para empezar, no es que quienes no tuvieron la experiencia de la violencia de manera directa ignoren lo que sucedió. Los mecanismos de transmisión de memoria e información sobre el evento han sido varios. Más que los lugares de memoria, ha sido y es importante tomar en cuenta los espacios de transmisión de memoria y aprendizaje del evento. Así, un lugar importante constituye el propio espacio doméstico de socialización de las experiencias en torno a la violencia. Aquí es preciso mencionar el concepto de “generación familiar”2 como la sucesión filial, pero que al mismo tiempo tiene, a nuestro modo de ver, importancia en la transmisión de la memoria intergeneracional. Así como familias de senderistas pueden transmitir una determinada memoria a su sucesión, también lo hacen las familias de quienes fueron sus víctimas o adversarios.3

Los espacios de transmisión de memoria también son importantes para las relaciones entre generaciones sociales. Escuelas y universidades constituyen buena parte de estos espacios, pero la transmisión no es mecánica. El modo y el efecto de generación, además del propio espacio social, se constituyen en mediadores de este proceso. Aquí cabe preguntarse sobre las diferencias entre escuelas y universidades públicas respecto de aquellas instituciones privadas. ¿De qué modo el espacio social influye en la transmisión de memoria entre generaciones?

El problema radica en las generalizaciones simplistas basadas en consideraciones tales como que las universidades y colegios nacionales son espacios de transmisión de memoria senderista.
Obviamente, no se trata de una transmisión automática de la memoria de una generación presencial a una sucedánea. El problema radica en las generalizaciones simplistas basadas en consideraciones tales como que las universidades y colegios nacionales son espacios de transmisión de memoria senderista. La situación es mucho más compleja y tiene que ver al mismo tiempo con el modode generación. La precariedad de la educación, la incapacidad de quienes gestionan estos espacios educativos para satisfacer demandas de profesionalización que permitan el acceso a un mercado laboral cada vez más exigente intervienen, y mucho, en la transmisión de la memoria. No es persiguiendo a los supuestos agentes pertenecientes a la generación presencial como se resolverá el problema. Tampoco apelar al combate ideológico (como si se tratara de enfrentar el problema de la memoria con la violencia ideológica) ayuda a superarlo. Además, la precariedad no conduce directamente a los jóvenes a participar en el Movadef. Si el efecto de generación puede marcar las trayectorias individuales, es probable que algunos jóvenes, independientemente de su posición en el espacio social, terminen seducidos por la prédica de quienes han elaborado un discurso antisistema. Asimilar una memoria violentista puede ser atractivo para quienes quieren reafirmar su condición de diferentes en el espacio social. En todo caso, no se trata de actitudes que alcanzan a todos los jóvenes de hoy o que, como se busca mostrar, tengan un carácter masivo. Podemos acotar asimismo que los jóvenes se radicalizan a partir de la transmisión individual y no colectiva de la memoria mediante las redes sociales. Aunque este proceso no está suficientemente estudiado en el caso del Movadef.

Pensar que los jóvenes de hoy pueden representarse el mundo y actuar en consecuencia como los de hace cuarenta años es difícil de sostener respecto a los apoyos o rechazos a grupos como el Movadef. Como hemos mostrado anteriormente, si tomamos en cuenta aspecto tales como el modo y efecto de generación, así como otros referidos a los cambios en la manera de pensar y actuar, y a los paradigmas políticos y tecnológicos, en suma, un mundo cambiado respecto a los años de la violencia, es posible sostener que nos hallamos frente a una nueva generación, que posee un modo distinto de pensar a Sendero Luminoso y de acercarse o rechazar a sus seguidores del Movadef. Esta generación puede ser denominada con el prefijo común de post y completada con los calificativos de clasista, política o violentista. Lo que sostenemos es que difícilmente será como la precedente, a pesar de que las memorias transmitidas desde estos últimos puedan guardar los mismos contenidos. Por tanto, si bien la reproducción del conjunto social se hace a través de la sucesión de generaciones, los proyectos políticos o las propuestas de transformación social no poseen el mismo carácter sucesorio. Son finalmente enunciados sociales que no necesariamente serán tomados en cuenta por una nueva generación.

Radicalismo y generación

Difícilmente el radicalismo político de una generación presencial puede subsistir a través de la siguiente sin ser replanteado y adaptado a las nuevas demandas generacionales. Frente a este problema, el radicalismo puede recurrir a la alternativa del aggiornamiento (real o figurado) o a incorporar determinadas demandas de la nueva generación.

En el caso del Movadef, la lealtad al pensamiento de su líder, Abimael Guzmán, le crea muchas dificultades para intentar un aggiornamiento incluso ficticio. Mantener, por ejemplo, ideas radicales con respecto a la colectivización de la economía o proclamar postulados autárquicos en un Perú que se globaliza rápidamente no genera muchas simpatías en una juventud ávida por incorporarse al mercado no solo laboral, sino de consumo. Si comparamos este radicalismo con el de algunos movimientos religiosos, encontramos que estos últimos no tienen que hacer frente a esta dificultad, pues no luchan contra el mercado, sino contra sus imperfecciones morales.

Frente a esto, radicalismos como el del Movadef apuestan a la personalización de ideas y postulados. La presencia física y en libertad de su pensamiento guía puede ayudar a mantenerlos o justificar su sustitución por otros. De allí la necesidad de lograr la libertad de Abimael Guzmán o, en todo caso, establecer una sucesión reconocida y legitimada de otro líder carismático. Osmán Morote es una posibilidad, pero ¿cuán atractiva puede ser su imagen para los jóvenes de hoy como lo es para sus viejos conocidos ayacuchanos?

Una reflexión final

Ante la paranoia social desatada en el Perú respecto al peligro que representa el Movadef y su capacidad para convencer a los jóvenes sobre la violencia y el proyecto político que pretende imponer, es necesario considerar que ha surgido una nueva generación como producto de los cambios tanto en el modo así como en el efecto de generación. Los jóvenes de hoy no son los de ayer, tampoco reaccionan del mismo modo, y menos aún están dispuestos a actuar homogéneamente. El espacio social de hoy ha cambiado, los intereses son mucho más diversos y, por tanto, difícilmente están dispuestos a aceptar proyectos políticos homogeneizantes o masificadores. En un contexto de este tipo, podemos decir, parafraseando el título de uno de los libros de Carlos Iván Degregori, “¡qué difícil es ser radical!” respecto de esta nueva generación.



* Profesor de la Universidad Nacional de Huamanga

1 Utilizo este concepto a partir del trabajo de Gérard Mauger sobre lo intergeneracional. Ver al respecto Mauger  2009: 17-36.
2 Ver Mauger 2009: 19.
3 Para el tema de generación y memoria, ver Gamarra Carrillo: 2010.

Referencias bibliográficas

Mauger, Gérard (2009). “Génération et rapport des générations”. En Anne Queniart y Roch Hurtubise (eds.), L’intergénérationel, regards pluridisciplinaires. París: Presses de l’Ecole des Hautes Études en Santé Publique, pp. 17-36.

Gamarra Carrillo, Jefrey (2010). Generación, memoria y exclusión: la construcción de representaciones sobre los estudiantes de la Universidad de Huamanga (Ayacucho): 1959-2006.Ayacucho: Proyecto Hatun Ñan Unsch/Vicerrectorado Académico.


Este artículo debe citarse de la siguiente manera:

Gamarra, Jefrey . “MOVADEF: radicalismo político y relaciones intergeneracionales”. En Revista Argumentos, año 6, n° 5. Noviembre 2012. Disponible enhttp://revistargumentos.org.pe/movadef__radicalismo_politico.html ISSN 2076-77

lunes, 8 de octubre de 2012

FUJIMORISMO Y SENDERISMO: CONARE MOVADEF Y CONARE PROSEGUIR EN EL MAGISTERIO

Por Sinesio López Jiménez

Se aman y se odian. Son dos hermanos enemigos. Uno llama al otro. Estamos viendo estas escenas de amor y odio en las reacciones del fujimorismo ante una provocadora marcha senderista en la ciudad universitaria de San Marcos. Las vimos en la década del 90 del siglo pasado. La dinámica política es más o menos la siguiente: se desata la violencia terrorista, ella pone en cuestión el monopolio de la violencia del Estado, el orden jurídico colapsa, aparecen varios centros de decisión política y de órdenes legales, el orden político se esfuma y se configura entonces lo que Carl Schmitt ha llamado una típica situación de excepción. En ese contexto de excepcionalidad, Fujimori y las FFAA toman la decisión de acabar con el caos mediante el golpe del 5 de abril de 1992 y establecen una dictadura. Schmitt resume esta peculiar dinámica política de la siguiente manera: “La forma política que contiene en sí misma toda la materia pura de la excepcionalidad y asume la forma pura de la decisión es la dictadura”.Los senderistas produjeron la excepcionalidad y Fujimori y las FFAA respondieron con la dictadura. 

¿Se podía eludir esta dinámica política perversa o era inevitable? ¿La historia pudo ser distinta? Mi hipótesis es que pudo evitarse entonces y que puede evitarse ahora. No me proclamo profeta del pasado. Lo escribí entre 1982 y 1984 en columnas diarias que publicaba El Diario de Marka, editadas en el libro Los tiempos de la Política (2007). En la década del 80 y del 90 los gobiernos y los partidos de derecha renunciaron a la política y encargaron a las FFAA resolver el problema del terror. La IU y el Apra (cuando era oposición) apostaron, en cambio, por una salida política. Los partidos en general no desplegaron, sin embargo, una ofensiva política e ideológica contra Sendero y el MRTA en los diversos escenarios en donde operaban: en las universidades, en algunos sindicatos, en las organizaciones campesinas. Los dejaron actuar y esperaron que los militares y la policía hicieran su tarea. Algunos sectores de la izquierda cultivaron una imperdonable ambigüedad. Creían ingenuamente que eran compañeros de ruta. 

Cuando se percataron de su error y se enfrentaron con SL, ya era tarde: imperaba férreamente la lógica de guerra. En los inicios de su primer gobierno, García mismo hizo elogios desconcertantes de la heroicidad y de la entrega de los cuadros senderistas. Apología del terrorismo como se llamó después. 

La responsabilidad mayor reposa, sin embargo, en los gobiernos de esas dos décadas violentas. En lugar de desplegar políticas hegemónicas en todos los campos (económico, social, cultural) que permitieran organizar un bloque social sólido con las clases populares, que atendieran sus necesidades y demandas, que las reconocieran como una parte fundamental de la nación y que quitaran el agua a la piscina en la que nadaba el senderismo, ensayaron tempranas y frustradas políticas neoliberales (Belaúnde), desplegaron un populismo irresponsable (García) e instalaron el capitalismo salvaje (Fujimori) y entregaron irresponsablemente la solución del problema a las FFAA. Se renunció a la dirección política sobre la lucha antiterrorista. En todo caso, fue el despliegue de la política en medio de la guerra (DINCOTE, GEIN, rondas campesinas) lo que tuvo éxito en la lucha contra el terrorismo. El despliegue militar fue necesario cuando la situación se tornó grave, pero bajo el comando de la política. 

El senderismo emergente hoy en las universidades públicas tiene que ser combatido políticamente. Los estudiantes y los profesores tienen que organizarse para mejorar la calidad de sus claustros y para acabar con la mediocridad, la corrupción y la ingobernabilidad universitaria que constituyen el ambiente propicio para el desarrollo del senderismo. El apoyo de todos los medios y de la sociedad civil en esta batalla será decisivo. Hay que evitar la tentación de la intervención militar. La ley, el apoyo económico y la policía deben ser los aportes del Estado.

DEL ACUERDO A LA SOLUCION: CONARE MOVADEF ENGENDRO DEL SENDERISMO ARREPENTIDO

SENDERO LUMINOSO CONARE MOVADEF SUEÑA LIDERAR EL SUTEP


Escribe: Nelson Manrique Gálvez
En una entrevista concedida a la prensa senderista en julio de 1988, Guzmán explicaba por qué no pensaba negociar la paz con el Estado: “nadie entrega lo que no ha perdido… nuestra condición: la rendición cabal, completa y absoluta (del Estado)”. Dos años después sostenía: “O nosotros cumplimos lo que prometimos o seremos hazmerreír, fementidos, traidores. Y eso no somos nosotros” (“Comenzamos a derrumbar los muros y a desplegar la aurora”, 28/3/90).
Luego de su captura su posición varió en 180 grados. En una carta enviada a Alberto Fujimori, en octubre de 1993, Guzmán sostenía que los golpes que había recibido SL obligaban a negociar: “La cuestión de dirección es… decisiva y ella en nuestro caso no podrá ser resuelta en buen tiempo, lo que repercute principalmente en el desarrollo de la guerra popular... como ayer bregamos por iniciar la guerra popular, hoy con igual firmeza y resolución se debe luchar por un Acuerdo de paz”).
Para SL fue siempre dogma de fe que la dirección del “presidente Gonzalo” era la garantía del triunfo. Preso Guzmán, la victoria, hasta entonces proclamada por él como ineluctable, se hacía imposible. La revolución, presentada innumerables veces por Guzmán como obra de las masas, terminaba así dependiendo de su destino.
No todo Sendero aceptó el viraje de su líder. La mayoría de los militantes se declaró en rebeldía bajo la conducción de Óscar Ramírez Durand (el “camarada Feliciano”), proclamando que la “guerra popular” continuaba. Este grupo fue conocido como “Proseguir (la guerra popular)” y de él provienen las columnas senderistas que siguen operando en el valle del Huallaga y en el Vrae. Los integrantes de este último grupo acusan a Abimael Guzmán de haber causado un grave daño a la causa por “genocida” (¡). Feliciano fue capturado a fines de los noventa y en prisión renegó de Sendero y la revolución.
La demanda de un “Acuerdo de paz” fue el resultado de intensas negociaciones entre Guzmán, Fujimori y Montesinos, que incluyeron hasta el envío de una torta hecha por la esposa de Fujimori a la esposa de Guzmán, por su cumpleaños. Fujimori quería exhibir ante el país la rendición de Guzmán como una carta para ganar el referéndum que legitimaría el golpe de Estado que dio un año antes.
Para lograrlo, consintió –a pedido de Guzmán– en trasladar a los miembros del Comité Central de SL presos en distintos penales del país a la Base Naval del Callao. Así, la dirección de SL, presidida por Guzmán, sesionó durante meses bajo el auspicio del SIN. Allí se cocinó el pedido del “Acuerdo de paz”.
Para Fujimori se trataba en buena cuenta de conseguir el apoyo de Guzmán para ganar el referéndum y mantenerse en el poder. La maniobra era tan burda que terminó provocando malestar hasta entre los fujimoristas. Un editorial de Expreso (12/10/93) lo expuso abiertamente: “No se necesita ser muy suspicaz para percatarse de que, colgado del objetivo principal, hay otro: consolidar la campaña por el ‘Sí’. Guzmán termina legitimando, desde un esquema marxista, lo que es casi ridículo, el golpe del 5 de abril... porque el pudor aconseja, también, reconocer que la autodefensa comunera y la resistencia de la población que al cabo decidieron la guerra ya se hallaban en marcha cuando Fujimori llegó al poder”. La alusión al “pudor” por Expreso exime de mayores comentarios.
Finalmente Fujimori y Montesinos lograron su objetivo: el golpe de Fujimori del 5/4/92 quedó avalado por su triunfo en el referéndum, por un apretado margen, y así la dupla pudo mantenerse en el poder 7 años más, hasta que las grandes movilizaciones populares obligaron a Fujimori a huir y refugiarse en el Japón.
Triunfante Fujimori, no necesitaba más a Guzmán. Este, luego de ser abandonado con su “acuerdo de paz”, decidió cambiarlo a fines de la década por la fórmula de “Solución política a los problemas provocados por la guerra”, demandando una amnistía general.
Esta es la consigna que hoy levanta el Movadef que, como sabemos, se declara también seguidor del “pensamiento Gonzalo”.
Sin comentarios:

PRESIDENTE HUMALA PIDE 'CERRAR EL PASO' A AMNISTIA QUE BENEFICIE A TERRORISTAS Y LOS MAESTROS DEBEN DESLINDAR CON EL CONARE SENDERO MOVADEF

El presidente Ollanta Humala durante su discurso por la ceremonia del Combate de Angamos y día de la Marina de Guerra, ratificó el deber de revisar la legislación a fin de evitar amnistías que beneficie a terroristas.
"Los enemigos de la democracia se reorganizan tanto en sus acciones terroristas para infiltrase en nuestra vida democrática a través de organismos de fachada llegando a la hipocresía de aceptar como interlocutores validos a terroristas no arrepentidos y algunos seudos líderes sociales, no cabe duda "la necesidad de revisar nuestra legislación para cerrar el paso a quienes hablan de amnistía para terroristas, a los que hacen apología del terror o a los que buscan exaltar a los que llevaron al país a un baño de sangre".
Con asistencia del Ministro de Defensa Pedro Cateriano, el Presidente del Congreso Víctor Isla y jefes militares el mandatario anunció la construcción de un buque de instrucción a vela, para los jóvenes que ingresen a estudiar a la Marina de Guerra.
Humala como Jefe Supremo de las fuerzas armadas finalizó su discurso diciendo: "yo sigo siendo militar y nunca dejaré de creer en la mística y en los valores en los que descansa el accionar de las fuerzas armadas, esos principios son los mismos que guiaron a nuestro héroe Miguel Grau Seminario".

martes, 2 de octubre de 2012

EL MOVADEF SE CONCIBIO EN UNA REUNION DE SENDERISTAS EN LA BASE NAVAL

Una visita de Osmán Morote a Abimael Guzmán. Durante encuentro del 20 de diciembre de 2000 se aprobaron directivas que incluían solución política y “verdadera amnistía general en función de una futura reconciliación nacional”.
La verdad sale a la luz. Un encuentro de senderistas, según se informó, facilitado por el gobierno de transición, permitió que la cúpula de este grupo terrorista aprobara directivas a sus seguidores que incluían la solución política a los problemas derivados de la guerra popular y una verdadera amnistía en función de una futura reconciliación nacional. Esto, en la práctica, significó la concepción del Movadef.
La información proporcionada a Perú21 da cuenta de que el 20 de diciembre de 2000 se produjo el traslado de dos terroristas que purgaban condena en el Penal de Yanamayo a la Base Naval para visitar a Abimael Guzmán y a Elena Iparraguirre.
El exministro de Justicia Diego García Sayán reconoció –el 21 de julio de 2003 en declaraciones a RPP– que la reunión se produjo y que esta permitió calmar las protestas de los presos senderistas que reclamaban porque creían que Guzmán había sido asesinado.
Una fuente de la Base Naval consultada señaló que en dicha reunión participaron Osmán Morote y María Pantoja, trasladados desde Yanamayo. El encuentro se extendió por dos horas, aproximadamente.
De acuerdo con esta versión, hubo dos reuniones, el 11 de noviembre y el 20 de diciembre de 2000. En la última, la cúpula senderista acordó cinco cuestiones diseñadas por Guzmán e Iparraguirre para ser difundidas entre sus seguidores. El objetivo era reinstalar a Sendero Luminoso en la lucha política y social.
Según se supo, el personal a cargo de la seguridad en la Base Naval interceptó la copia de una denominado “informe” que contenías las conclusiones del encuentro.
El primer punto fue la “solución política a los problemas derivados de la guerra popular” que incluía la lucha por los “prisioneros políticos”.
En el segundo punto se plantea la “verdadera amnistía”. Sobre este punto, en enero de 2001, es decir, luego de un mes de este encuentro, algunas páginas web, nacionales y extranjeras, vinculadas al senderismo, difundían comunicados planteando la amnistía en función de una futura reconciliación nacional.
El abogado de Guzmán, Manuel Fajardo, confirmó a Perú21 que en dicho encuentro se plantearon los conceptos señalados, pero luego dijo que no recordaba la fecha ni los participantes.
En el año 2009, cuando Movadef se presenta formalmente a la sociedad y anuncia su interés de participar en las elecciones municipales y regionales de 2010, tenía entre sus planteamientos “la amnistía general” y muchos de los conceptos de aquella reunión.
OTROS PUNTOS

Entre los acuerdos de los senderistas destaca también el punto referido a lo que consideran “democratización de la sociedad peruana”. Aquí destacaron la necesidad de proceder con lo que consideran los “derechos fundamentales”. Para Guzmán y su cúpula, la democratización parte de los cambios de leyes, una nueva constitución, leyes laborales y lucha reivindicativa.
En este punto, el líder senderista ordenó a sus huestes vincularse con diferentes organismos de derechos humanos y ligarse a diferentes sectores populares, planteando aspectos comunes.
El cuarto punto es el de la producción nacional y trabajo para el pueblo y el último es el cierre del penal militar de la Base Naval.
Algunos de estos temas fueron señalados en las cartas que había remitido Guzmán y la cúpula senderista al expresidente Valentín Paniagua, entre el 30 de noviembre y el 19 de diciembre de 2000.
TENGA EN CUENTA
- La explicación. La visita de presos terroristas a la Base Naval, en diciembre de 2000, bajo el argumento de la protesta por rumores de la muerte de Guzmán, se autorizó pese a que este ya escribía cartas al gobierno
de transición.
- La cúpula senderista acordó que su nueva estrategia tomaría entre ocho y 10 años.
- Presentación en sociedad. En 2007, durante la presentación de un libro de Guzmán, ya hablan sobre la amnistía general.
- El 23 de noviembre de 2009, Alfredo Crespo anun-cia la creación del Movadef.

lunes, 1 de octubre de 2012

JULIO GALINDO DENUNCIARA POR APOLOGIA DEL TERRORISMO AL MOVADEF

Procurador iniciará acciones contra brazo político de Sendero Luminoso que no descartó volver a las armas. Exministro Chiabra dice que jóvenes que simpatizan con senderismo “sufrieron ‘bullying’ en el colegio”.

 El procurador antiterrorista Julio Galindo denunciará por apología del terrorismo a los participantes de la reunión descentralizada del Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef) del pasado sábado en Cora Cora (región Ayacucho), en la cual no descartaron volver a las armas.

Galindo dijo que la acción penal alcanzará a todos los integrantes del Movadef y a la cúpula de Sendero Luminoso. Consideró que el video de la actividad, difundido por el último domingo por Cuarto Poder, revela que el ahora brazo político de los terroristas “mantiene su pensamiento criminal”.
“Movadef va a tener la condición de autor mediato en la comisión del delito. Quienes van a tomar las armas obviamente no será la cúpula, serán las bases”, afirmó el abogado del Ministerio del Interior en América Noticias.
En otro momento estimó que el cabecilla terrorista Abimael Guzmán sigue al mando de las acciones. “Él está incurriendo en delito continuado porque nunca dejó de mandar en el VRAEM, en el Huallaga, etcétera”, agregó.
Por otra parte, afirmó que su despacho investiga cuáles son las fuentes de financiamiento del Movadef, pues calificó de “absolutamente falso” que este grupo adquiera fondos de polladas y otras actividades populares.
En el matutino Buenos días, Perú, Galindo apuntó que esta organización estaría lavando dinero proveniente del narcotráfico, la minería ilegal, la tala ilegal de madera y otras actividades al margen de la ley.
“LES HICIERON ‘BULLYING’ EN EL COLEGIO”
El exministro de Defensa Roberto Chiabra opinó que los jóvenes que ahora simpatizan con el Movadef sufrieron de ‘bullying’ en su época escolar y por eso se dejan engañar por terroristas.
“Yo creo que a estos chiquitos les han hecho ‘bullying’ en el colegio y se sienten discriminados. Se sienten menos, no tienen afecto en el hogar, se sienten menos en el colegio y ahí (en el Movadef) les dan oportunidad. Les lavan el cerebrito y salen como robotitos”, manifestó en el noticiero Abre los ojos.

CARTAS DE ABIMAEL GUZMAN INICIARON FLEXIBILIZACION Y BENEFICIOS A TERRORISTAS (POR ESO AHORA COMO PARTE DEL ACUERDO SECRETO DE LA TRAICION Y DE VENDER LA GUERRA POPULAR, ES DESTRUIR EL SUTEP)

En las misivas dirigidas al presidente Valentín Paniagua condenaron legislación antiterrorista “violadora de normas del derecho nacional e internacional”. Muchos de los pedidos fueron atendidos.

 No fue un acuerdo de paz. En las cartas se fija posición contra la legislación antiterrorista. (USI)

  fija posición contra la legislación antiterrorista. (USI)

La flexibilización de la legislación antiterrorista y los beneficios carcelarios a los integrantes de Sendero Luminoso y del MRTA fue un proceso iniciado a pedido de Abimael Guzmán y de otros líderes de la subversión al gobierno de Valentín Paniagua que tuvo acogida, en gran medida, no solo en dicha administración transitoria sino en la siguiente, de Alejandro Toledo.
Esto se desprende de los documentos a los que Perú21 tuvo acceso, algunos mantenidos en reserva absoluta durante más de 11 años, como las cartas que Guzmán, Elena Iparraguirre, Peter Cárdenas Schulte y Víctor Polay dirigieron al presidente Paniagua, al entonces premier Javier Pérez de Cuéllar y al exministro de Justicia, Diego García Sayán, entre el 30 de noviembre y el 19 de diciembre de 2000.
Asimismo, los oficios remitidos por el vicealmirante José Noriega Lores, presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, al entonces titular de Justicia, donde advierte sobre la grave amenaza por la situación derivada con el decreto supremo 003-2001-JUS.
En las tres cartas, los líderes terroristas piden que “una comisión” del gobierno de entonces los visite para iniciar “conversaciones y solucionar los problemas derivados de la guerra interna”.
¿Cuáles son esos problemas para los terroristas? Las cartas lo señalan con claridad: el respeto a sus derechos conculcados, situación de los “presos políticos y de guerra y de quienes se encuentran levantados en armas” y “la legislación antisubversiva violadora de las más elementales normas del derecho nacional e internacional”.
PEDIDO ATENDIDO
El primer efecto posterior al envío de las cartas de los cabecillas terroristas fue la visita que recibieron Guzmán e Iparraguirre de los también condenados Osmán Morote y María Pantoja, el 20 de diciembre de 2000, y de la que han dado cuenta algunos medios .
Luego, el 18 de enero de 2001, el presidente Paniagua y el ministro García Sayán suscriben el decreto supremo 003-2001-JUS que flexibilizó el régimen carcelario de los presos terroristas, incluso de la cúpula que purga condena en la Base Naval del Callao. Se incrementaron el número y tiempo de visitas, acceso a diarios, radio y teléfonos, además de reuniones grupales, dejando sin efecto el decreto supremo 005-2007-JUS.
En ese contexto se producen las reuniones del exasesor del ministro García Sayán, Javier Ciurlizza, con los cabecillas terroristas que fueron de conocimiento público, años después, cuando se difundieron los audios que ocasionaron el rechazo de la opinión pública. Incluso, el propio expresidente Valentín Paniagua afirmó que esto se realizó a espaldas suyas.
No conforme con ello, la cúpula terrorista en la Base Naval se declaró en huelga de hambre, exigiendo mayores beneficios. La situación lleva al entonces presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, vicealmirante Noriega Lores, a enviarle dos oficios –035 y 070– a García Sayán, el 1 de febrero y el 6 de abril del año 2001, en los que le advierte que los cambios eran asumidos por los terroristas como “signos de debilidad”.
VISITAS DEL MINISTRO
El decreto supremo 003 no fue lo único. Reportes de la propia Base Naval dieron cuenta de la visita que realizó el entonces ministro García Sayán, el 28 de febrero de 2001, a este centro de reclusión y que conversó con los cabecillas terroristas.
En la segunda quincena de abril de ese año, se produce una nueva visita de Ciurlizza a la cúpula senderista, tras lo cual se acuerdan nuevas flexibilizaciones en el régimen carcelario.
El 17 de julio se produce una nueva visita de García Sayán a la base naval del Callao, acompañado por el jefe del INPE, Gino Costa, y por Ciurlizza, y se reúnen en privado –según se informó– por cuatro horas.
El 26 de julio se produce el último encuentro de García Sayán con los terroristas. Perú21 llamó a García Sayán, pero no contestó.
CAMBIO EN RÉGIMEN CARCELARIO
Desde 1993 al 22/11/2000 (Gob. Fujimori)
Visitas una vez al mes por 30 minutos de dos familiares directos en locutorios.
Paseos en el patio individuales una vez al día durante 30 minutos. No se permitían almuerzos grupales.
No acceso a diarios, revistas, televisión, servicio telefónico ni cartas.
Desde 23/11/2000 al 18/01/2001 (Gob. Paniagua)
Sube a dos visitas por mes de 90 minutos y para tres familiares directos.
Paseos en el patio por dos horas al día y en parejas. Almuerzos en grupos partidarios.
Acceso a tv por tres horas y a diarios y revistas de difusión pública.
Desde el 18/01/2001 (D.S. 003-2001-JUS)
Visitas tres veces por mes y por dos horas de familiares hasta de tercer grado.
Almuerzos en grupos partidarios y paseos por ocho horas en las instalaciones de hasta tres internos.
Acceso a teléfono internacional y a cartas.