SENDERO LUMINOSO CONARE MOVADEF SUEÑA LIDERAR EL SUTEP
Escribe: Nelson Manrique Gálvez
En una entrevista concedida a la prensa senderista en julio de 1988,
Guzmán explicaba por qué no pensaba negociar la paz con el Estado:
“nadie entrega lo que no ha perdido… nuestra condición: la rendición
cabal, completa y absoluta (del Estado)”. Dos años después sostenía: “O
nosotros cumplimos lo que prometimos o seremos hazmerreír, fementidos,
traidores. Y eso no somos nosotros” (“Comenzamos a derrumbar los muros y
a desplegar la aurora”, 28/3/90).
Luego de su captura su posición varió en 180 grados. En una carta
enviada a Alberto Fujimori, en octubre de 1993, Guzmán sostenía que los
golpes que había recibido SL obligaban a negociar: “La cuestión de
dirección es… decisiva y ella en nuestro caso no podrá ser resuelta en
buen tiempo, lo que repercute principalmente en el desarrollo de la
guerra popular... como ayer bregamos por iniciar la guerra popular, hoy
con igual firmeza y resolución se debe luchar por un Acuerdo de paz”).
Para SL fue siempre dogma de fe que la dirección del “presidente
Gonzalo” era la garantía del triunfo. Preso Guzmán, la victoria, hasta
entonces proclamada por él como ineluctable, se hacía imposible. La
revolución, presentada innumerables veces por Guzmán como obra de las
masas, terminaba así dependiendo de su destino.
No todo Sendero aceptó el viraje de su líder. La mayoría de los
militantes se declaró en rebeldía bajo la conducción de Óscar Ramírez
Durand (el “camarada Feliciano”), proclamando que la “guerra popular”
continuaba. Este grupo fue conocido como “Proseguir (la guerra popular)”
y de él provienen las columnas senderistas que siguen operando en el
valle del Huallaga y en el Vrae. Los integrantes de este último grupo
acusan a Abimael Guzmán de haber causado un grave daño a la causa por
“genocida” (¡). Feliciano fue capturado a fines de los noventa y en
prisión renegó de Sendero y la revolución.
La demanda de un “Acuerdo de paz” fue el resultado de intensas
negociaciones entre Guzmán, Fujimori y Montesinos, que incluyeron hasta
el envío de una torta hecha por la esposa de Fujimori a la esposa de
Guzmán, por su cumpleaños. Fujimori quería exhibir ante el país la
rendición de Guzmán como una carta para ganar el referéndum que
legitimaría el golpe de Estado que dio un año antes.
Para lograrlo, consintió –a pedido de Guzmán– en trasladar a los
miembros del Comité Central de SL presos en distintos penales del país a
la Base Naval del Callao. Así, la dirección de SL, presidida por
Guzmán, sesionó durante meses bajo el auspicio del SIN. Allí se cocinó
el pedido del “Acuerdo de paz”.
Para Fujimori se trataba en buena cuenta de conseguir el apoyo de Guzmán
para ganar el referéndum y mantenerse en el poder. La maniobra era tan
burda que terminó provocando malestar hasta entre los fujimoristas. Un
editorial de Expreso (12/10/93) lo expuso abiertamente: “No se necesita
ser muy suspicaz para percatarse de que, colgado del objetivo principal,
hay otro: consolidar la campaña por el ‘Sí’. Guzmán termina
legitimando, desde un esquema marxista, lo que es casi ridículo, el
golpe del 5 de abril... porque el pudor aconseja, también, reconocer que
la autodefensa comunera y la resistencia de la población que al cabo
decidieron la guerra ya se hallaban en marcha cuando Fujimori llegó al
poder”. La alusión al “pudor” por Expreso exime de mayores comentarios.
Finalmente Fujimori y Montesinos lograron su objetivo: el golpe de
Fujimori del 5/4/92 quedó avalado por su triunfo en el referéndum, por
un apretado margen, y así la dupla pudo mantenerse en el poder 7 años
más, hasta que las grandes movilizaciones populares obligaron a Fujimori
a huir y refugiarse en el Japón.
Triunfante Fujimori, no necesitaba más a Guzmán. Este, luego de ser
abandonado con su “acuerdo de paz”, decidió cambiarlo a fines de la
década por la fórmula de “Solución política a los problemas provocados
por la guerra”, demandando una amnistía general.
Esta es la consigna que hoy levanta el Movadef que, como sabemos, se declara también seguidor del “pensamiento Gonzalo”.